En una cena de empresa un amigo y compañero de trabajo me regaló una camiseta cosida por él con lentejuelas de colores que ponía: DOY ABRAZOS GRATIS. La tengo en mi armario todavía, primero porque está muy bien hecha, Manu no hace nada mal, y segundo porque todavía espero el momento en el que me anime a ponérmela.
Esta “coña” conmigo venía porque rechazaba por completo el contacto físico. Hasta el nivel de estar cenando, que el mismo Manu me rozara mi mano con su mano y yo limpiarme inconscientemente. Es horrible, lo sé. Todos tranquilos que voy a mi terapia regularmente.
Esto nos traía muchas risas y momentos graciosos. Más teniendo en cuenta que en un equipo o grupo de amigos siempre está el más cariñoso y la más arisca. Esta última era yo. Y el cariñoso, ya os hablé de Paco, que da abrazos que abrigan y los sigue dando. Me encanta esa manera de ser porque es capaz de desbloquear cualquier situación pegándote un achuchón y os lo digo, se te pasa todo lo malo y te recarga todo lo bueno.
El caso es que siempre quise contacto, cariños y estar pegada a la gente. De hecho cuando era pequeña y todos en mi casa teníamos un mote, el mío era Garrapatón de lo pegada que estaba a todos ellos. (Manu estarás flipando de cómo evoluciona la gente…) Pues sí, así era yo: una lapa. Supongo que el ser hija única educada para sobrevivir en el desierto o en lo alto del Everest y la vida en general hizo el resto.
No sé chocar las manos, si doy abrazos estoy pensando cuánto tiene que durar y si te doy dos besos efusivamente puede que te golpee la cara con mi mejilla. Vamos, que parezco Pepe Viyuela con la sillita de playa.
Con este panorama emocional y con todo lo bueno que me está pasando últimamente he estado reflexionando sobre cómo, por lo general, escuchamos atentamente los comentarios negativos y desechamos los buenos. Soy experta en captar lo malo, incluso a lo bueno sacarle un pero, transformarlo y voilà, tenemos algo malo que rumiaré días y días en mi cabeza.
Hace poco más de un mes lancé algo que llevaba meses pensando y desarrollando: Madrastra sin hijos, un podcast donde entrevisto a madrastras para que me cuenten su historia ya que somos las que estamos detrás o al lado, nunca al frente. Por eso he creado un “Reino” en el que cabemos todas para contarnos las penas y los triunfos.
Pues bien, este podcast me está conectando con gente que no conocía y con la gente que siempre ha estado ahí. Me están diciendo lo que les gusta, lo que les ayuda, la pasada de entrevistadas (la verdad es que son una joya), que qué bueno el trailer, que la música qué chula… Al ser un proyecto autoproducido, con ayuda de mucha gente pero al fin y al cabo, estoy sola a la hora de ejecutar y decidir, todo eso lo que hace es alabar mi trabajo. Y claro, yo era de las que decía De nada y pasaba a otra cosa. Pero quiero guardar todos esos comentarios en mi retina y en mi memoria porque para mí es lo mejor de todo esto.
Pero ¿cómo lo hago? Si llevo años ¡décadas! esquivando los buenos comentarios. Si hasta cuando me dicen: qué bonitos pendientes digo: nà, si me costaron muy poco. Y cosas de esas que ya he aprendido y os digo que NO se debe decir.
También escuché que era mejor decir ¡A ti! que De nada porque de esa manera cogíamos el agradecimiento, lo hacíamos nuestro y le dábamos a la otra persona también las gracias. Cuando decimos De nada parece ser que rechazamos inconscientemente ese agradecimiento. Qué fácil es esquivar los cumplidos, oye.
Y es que este año está siendo el año del agradecimiento. ¿Sabéis esas personas espejo que pasan por tu vida para, entre otras cosas, ver cómo te gustaría ser? Yo tengo a mi cuñado Diego, que es de esas personas que no es que lo haga todo bien, es que lo hace todo de corazón y se siente en casa en otros sitios en los que yo estoy fuera total (porque como os he contado, se me escurre el cariño).
Estas Fallas Diego se subió a un escenario y le dio a mi sobrina Paula, Fallera Mayor Infantil 2023 de su falla, el discurso más bonito que he escuchado. Mientras, en una butaca estaba yo sentada alucinando de cómo la gente es capaz de transformar tan bien el amor.
Os voy a compartir un trocito de ese discurso:
“Pero en esta aventura no estamos solos, tenemos a toda la comisión detrás empujando y haciendo de este año el mejor año de nuestras vidas.
Por supuesto también tenemos a nuestra familia, atípica, ya sabes, la “Patchwork Family”, (estos somos nosotros) porque claro, nuestra familia está hecha de retales, pero de las más bellas telas.
Como las que tú luces hoy para vestir a nuestra Fallera Mayor. Una familia a la que tanto tenemos que agradecerle, por ser, por estar pero sobre todo por querer ser”.
Como veis tengo grandes maestros en esto de agradecer.
Y ahí empecé a notar que esto había que guardarlo. Luego llegó el Madrastra sin hijos y me lo cercioró. Todo.
Porque los primeros en volcarse, en fer costat como dicen ellos (arrimar el hombro para los no valencianoparlantes), en compartir, en dar ideas han sido ellos, mis Q’s. Podéis escuchar a Carmen en el primer episodio que ha dejado alucinado a todo el mundo.
¿Cómo se hace? Quiero de verdad ser consciente y asimilar todo lo bueno. Obviamente sin que me suba a ningún sitio pero no quiero pasar por esto de perfil y dentro de un año darme cuenta de todo lo que he pasado. Quiero vivirlo y disfrutarlo ahora. Pero no sé, entrenando cada día estoy.
¿Cómo se siente? Porfi si lo sabéis escribidme por aquí que quiero aprender y creo que ya es hora.
De momento lo que sí sé deciros desde ya es: ¡Gracias! Porque estáis leyendo la newsletter cada domingo, comentando, compartiendo, porque tengo erratas, algunas garrafales por las prisas o porque me equivoco, sin más, y no le dais ninguna importancia ni me señaláis. Estáis ahí con todo lo bueno que eso supone. Así que de nuevo ¡gracias!
Nota: También podéis ver Madrastra sin hijos en Youtube. Bienvenidos a mi reino :)
Lo que dices que te sucede con los halagos, parabienes y abrazos, entre otros, lo planteas como sí fuera un TOC y no es así. Aunque tú lo percibas así, no es más que una falsa modestia mal llevada. ¡Claro que te gustan los cumplidos y las felicitaciones! lo que sucede es que te da cierto reparo demistralo. Tal vez crees que aparentar que "no es nada", "lo puede hacer cualquiera" o "ha sido la suerte", te puede parecer, a tí, que quedas como superior a la persona que te lo dice y que piense que eres una creída pedante. En el fondo tienes un espacio para guardar los parabienes y felicitaciones que, cuando hace falta, los regurjitas para retro alimentarte.
Tal vez este "falso TOC" sea el resultado del artazgo de enhorabuenas, achucones y te quieros que, desde pequeña, te han dado y piensas que no eran ciertos. Pero si que lo eran. Esa "falsa modestia" y los "eso lo hace cualquiera", no son mas que cierta vergüenza que te puede poner en, lo que tú crees, el centro de una diana donde puedes estar expuesta a burlas y daños que esto si que no soportarias y seguramente te llevara a respuestas complicadas.
Lo que sucede, a fuerza de minusvalorarte, es que acabes pensando y sintiendote que eres una mediocre y que no estás realmente capacitada para nada brillante, original y novedoso.
Quítate esa coraza que te has ido poniendo poco a poco y sé como algunos sabemos lo intensa y cariñosa que eres.
Fíjate que este escrito, en el fondo, noes otra cosa que decir: "aquí estoy y necesito vuestro calor, cariño y reconocimiento.
Sabes que desde siempre has sido muy grande y cariñosa.
Así que tira para adelante y recoge con satisfacción los frutos, a veces amargos, que te da la vida y los que en ella te encuentres.
Creo...