Esta semana hemos vivido un momento histórico, un hecho único, una hazaña increíble: Beatriz Flamini, deportista de élite, ha salido de una cueva tras estar 500 días en ella. Entró el 21 de noviembre de 2021, en silencio, avisando a su equipo y a su entorno. Y poco más. Y así, en silencio, ha estado 500 días. Horas antes de su salida se empezó a hablar en los medios de ella, de lo que estaba haciendo y el 14 de abril de 2023 le esperaban los medios, a la salida de la cueva y en la posterior rueda de prensa. Ella estaba emocionada, confundida, como es normal, y contaba las cosas sin un orden concreto ni una lógica clara. Y se dispararon las alarmas: ¿Es verdad que ha estado los 500 días en la cueva? ¿Estuvo 8 días en una tienda de campaña? (que aún así es un logro increíble), ¿Sabía el día en el que vivía porque avisó el día 465 de que ya se podía hacer público lo que estaba haciendo?
El día previo a su salida, cuando estábamos todos alucinados y sorprendidos, en la tele alguien dijo: muy bien, ha hecho esto pero ¿por qué? Y ahí, en una frase, se visibilizó la importancia de la comunicación.
No hablo de contarlo desde el principio, hablo de la comunicación, de la buena comunicación, con su estrategia, su planificación pero sobre todo su porqué. Es más, entiendo que no lo contara. Seguro que hay gente con más recursos que son capaces de hacer lo mismo pero tal vez mejores equipados o de otro modo, lo suficientemente rápidos para “chafarle” la experiencia a Beatriz. Por eso comprendo el secretismo. Pero más allá de eso ¿dónde está toda su historia personal? Queremos saber lo que le ha llevado a hacerlo, qué datos van a extraer de esta bestialidad, para qué van a servir pero sobre todo porqué lo ha hecho. Porque, como ha pasado, si no hay información, las especulaciones cubren los huecos.
Esto mismo preparado, trabajado y contado de otra manera hubiera hecho que recibiéramos a Beatriz como una grande. Que toda España estuviera pendiente de sus últimos días en la cueva, que hubiéramos podido empatizar con ella y emocionarnos el día que viera la luz. Y que no fuera sólo noticia de día y medio.
Además, como os contaba antes, si no hay información la gente sospecha. ¿Y qué pasa si buscas tan sólo un día después sobre esto? Que ya encuentras artículos sobre si es verdad que ha estado tanto tiempo, que si salió una semana y vivió en una tienda de campaña, etc… Y todo esto ensombrece el logro. Y me da pena.
Sé que harán un documental sobre esto ¡qué menos! y supongo que allí lo contarán todo. Pero no es lo mismo ver el documental desde la admiración absoluta que desde la duda, desde el morbo de saber si lo ha hecho todo lo bien que debería, con el ojo juzgador que tenemos todos últimamente.
No se trata de inventar, no se trata de engañar, se trata de saber contar la realidad para que llegar a las personas. Porque la comunicación va de personas. El deporte va de personas y las hazañas de este tipo va de personas.
Justo ayer estuve con un grupo de niños/adolescentes (si digo niños se enfadan, si digo adolescentes me paso, los 12 y 13 años, ya sabéis). Este grupo va a lanzar un cohete con un bote y un paracaídas en su interior. Hasta ahora, para mí, era un proyecto más a modo de extra-escolar pero más guay. Y ya está.
No han podido contar nada todavía, tienen recursos muy limitados como el tiempo: tienen que programar, calcular el tamaño del paracaídas, pesarlo todo en una báscula de precisión, preparar el viaje a Granada porque el lanzamiento lo hacen desde allí, y muchas cosas más.
Pero lo que ha hecho que os lo quiera contar no es sólo eso. Ayer viéndoles trabajar en equipo, riéndose, pensando, enfadándose porque no querían calcular “que estoy de vacaciones”, decía una (también tiene razón), lanzando desde una terraza los prototipos de tres paracaídas (y los padres y madres vigilando el tráfico per si de cas) caí en que de los 7 participantes 3 tienen dislexia, algunos incluso severa. Y es justo cuando pensé: esto se tiene que contar.
Contar su por qué. Y esto la Asociación Trenca-Dis lo tiene claro, que es de donde nace el proyecto. Lograr que personas a la que el mundo y más el mundo académico les es hostil completamente disfruten aprendiendo, incluso brillen y logren hacer algo así, todos juntos, me parece increíble y muy muy bonito. Una gran hazaña. La diferencia es que esta hazaña es diaria, es de gota a gota desde el momento en el que sabes que tu hija o hijo tiene dislexia y sabes también que eso no significa nada pero que responde todo. Esta hazaña tuvo principio pero no tiene fin.
Porque esta historia merece ser contada o ¿vosotros sabíais que un grupo de niños valencianos iba a formar parte de un proyecto espacial?
¡Qué van a lanzar un cohete!
Sal de la cueva
Fíjate que había leído de refilón la noticia de Beatriz, pero gracias a tu artículo me he puesto a leer de que trataba. Muchas gracias.
¡Habría que darle más visibilidad! 👏👏👏👏👏