Me lancé al mundo de la blogosfera, como se decía antes, con A mi blog vas. Y ese espíritu sigue latente como veis. De hecho puede que a este espacio le vuelva a poner ese nombre porque esa rabia es la que normalmente me mueve a escribir. Qué le vamos a hacer, intensa que es una…
Se acerca el 8M y la semana previa la suelo vivir como estoy viviendo esta: con un cabreo profundo. Las televisiones se afanan en dedicar espacios al feminismo, programas enteros sobre mujeres históricas. Parece que es ahora o nunca.
Si ves todo esto de golpe te sale una úlcera o un tic en el ojo, os lo digo.
El viernes pasado tuve que poner una serie de esas que desengrasan, esas que son hogar en un naufragio porque si no tendría que tirarme a consumir esas drogas que consume más de media España (y aquí parece que no pase nada por ello) para poder dormir.
Y me caliento y me enfado a sabiendas de que muchos dirán: ya está aquí la histérica, la loca, tranquilita y todas esas cosas que sólo (con tilde que la RAE ha entrado en razón) con escucharlas te “soflamas” más. O por lo menos yo. Pero es que claro, hay gente que sólo se para esta semana o el 8M en analizar o en ver qué pasa con el feminismo, qué reivindicamos y por dónde viene el aire. Pero es que hay mujeres que llevamos todo el año, toda la vida, toda la historia, viviéndolo. Nadie nos lo tiene que contar. Y cuesta. Se hace pesado pero vale la pena. Valdrá la pena.
Recuerdo un compañero de trabajo que después de comentar todos los looks de las mujeres que entrábamos por la puerta, se iba directo a la Puerta del Sol ese día, porque claro, aliado. Aliado, el que tengo aquí… (Veis, es que me dejo llevar y el cabreo emana)
La clave es que no nos callen, que podamos hablar, decir y contar lo que pasa, lo que nos pasa. Pero ¡ojo cuidado! Que llega el 8M, manifestaciones masivas y con ellas desde hace algunos años ¡las batucadas! Las batucadas para una fiesta están genial. A mí me encantan y animan mucho.
Pero es que el 8M no es una celebración, es una reivindicación. Y las batucadas nos silencian.
En la manifestación del año pasado iba con una amiga periodista que trataba de recoger los mensajes que se gritaban para una radio. Fue tarea imposible. Sólo se escuchaban las batucadas. Después de desgañitarnos gritando tuvimos que ceder y callarnos. Habíamos sido silenciadas. La manifestación se resumía en: tambores y carteles.
Por lo menos llevemos carteles que por ahora los podrán leer y te podrás hacer una foto chula para redes. Aquí te dan ideas.
*Es que vaya tela. Estaba buscando enlaces para poneros por aquí y el primero que me sale es de Marca ¡de Marca! Y me enciendo.
Podría contaros infinidad de cosas, como la mayoría de vosotras, sobre ejemplos de machismo, desprecio, mansplaining, techo de cristal y demás pero es tarde, no quiero irme con una bola en el estómago a la cama, y todos y todas sabemos de sobra lo que pasa en este mundo.
Pero todo eso lo pienso gritar en la manifestación. Gritar hasta quedarme afónica.
Espero encontrar un hueco entre batucada y batucada. Poder coger aire y gritar. Si no lo siguiente será llevar un altavoz gigante. ¿O tal vez este año no haya? ¿Os imagináis cientos de personas en silencio inundando las calles y que se escuchen sólo reivindicaciones? ¿No sería mucho más emocionante?
Iré a la manifestación como os digo porque la considero fundamental pero sé que volveré calentita e histérica. Pero orgullosa. Siempre.
Nos vemos en las calles.
Gracias. Pensé que era la única que desde el 1 al 9 de marzo estaba de mala hostia con toda esta historia del 8M y cómo se trata desde los medios hasta el vecino del cuarto de cada edificio. Nada que celebrar es el lema que vengo trayendo este día desde hace unos años. Nada que celebrar pero mucho que gritar, claro.
¡Gracias, Marina! Exacto. Mucho que gritar, me encanta 😉