Como ya os he contado, a pesar de las sucesivas olas de calor que estamos viviendo sufriendo, me encanta el verano.
Y lo mejor del verano, para mí, son las sobremesas. Cenar sin prisa, sentadas largas, conversaciones cruzadas, risas y migas a borbotones encima de un mantel. Esas cenas de las que tardas en despedirte. Te levantas, besos y abrazos y sigues hablando. Y seguirías. Son esas cenas en las que pienso: podría vivir con esta gente, a lo Merlose Place, y que unos se pudieran acostar y otros nos podríamos quedarnos hablando bajo las estrellas y con los pies en la piscina.
El viernes tuve una de esas cenas con amigos con los que, precisamente, ya he vivido. Emprendedores buscando el éxito éramos. He escrito sobre ellos varias veces, y lo que queda, porque creo que son mi musa (teniendo en cuenta a Cooper y a mi hijastro, siempre)
En torno a un plato de jamón de bellota espectacular estábamos Anita, Paco, Vilva, Flavia, Sahu y yo. Todo el acelere diario que llevo normalmente (ya equilibrado pero acelere al fin y al cabo) se para en seco cuando quedo con ellos porque quiero absorber cada minuto. Porque sé que todo es efímero. Vivíamos juntos en Madrid. No los seis. Paco, Vilva y yo. Todos en torno también a una mesa. Allí no había jamón del bueno, sí arroz del chino de la esquina de la Latina, y estábamos igual, hablando y yo intentando absorber todo. Es imposible, ya os lo digo. La mente de esta gente es otro nivel.
Y si tengo una duda muy complicada y muy concreta, la comparto con ellos y voliá. De pronto tengo varias soluciones y diferentes puntos de vista encima de la mesa. Os lo digo, podríamos dominar el mundo sin levantarnos de esa mesa. Bueno, necesitaríamos ordenadores e Internet y au.
Salgo con un plan de acción. Eso si tengo algún tema pendiente. Si no, simplemente por estar y respirar con ellos como que me regula. Somos, así lo siento yo, como un engranaje que cada poco se ve y se sincroniza.
Va pasando el tiempo y ya tenemos muchas cosas vividas juntos a nuestras espaldas. Experiencias que a todos nos han marcado muchísimo. Mucho de manera individual pero es que además el aprendizaje del resto nos ha servido a cada uno también. Así que somos como un mega combo de la experiencia.
La cita que os pongo arriba de Joseph Campbell:
Debemos estar dispuestos a renunciar a la vida que hemos planeado para poder disfrutar de la vida que está esperándonos, nos define a la perfección como grupo.
Las carambolas de la vida es que esta cita la he encontrado hoy de un pantallazo que hice hace años a un story de Mónica de los Ríos que trabajó con nosotros y que ha sido muy importante también en mi historia. Es de este tipo de personas que está sin molestar, desde la calma, pero que sabes que está. Que te permite acercarte y alejarte y volverte acercar. Es otro foco de sabiduría y de calma que me dio esa etapa y que atesoro.
Y eso me demuestra, a mi manera y nada empírico, que estamos conectados. Que el engranaje sigue girando. Y me reafirmo en que podríamos dominar el mundo. Pero no queremos. Ni dominarnos a nosotros mismos. Estamos VIVIENDO y logrando el éxito, no el que creíamos que queríamos, el nuestro. Y la felicidad va en aumento.
👸🏻 Bienvenidas a mi reino: en Madrastra sin hijos hablo con Mónica Gil.
Mónica visita el reino siendo la sinceridad personificada. Con un hijastro adolescente, un niño de cuatro años y un bebé de cuatro meses, nos cuenta cómo fue su historia de amor, cómo es lidiar con un adolescente y cómo replantearon la situación cuando su hijastro decidió irse a vivir con ellos.
Nos habla de la importancia de que cada uno tenga su espacio y de analizar el contexto de cada uno.
Bienvenida al reino, Mónica Gil.
🎙 Escúchalo en tu plataforma de audio favorita o lo puedes ver en Youtube 🎥
💌 Y si conoces a alguna madrastra que quieras que entreviste ¡escribidme a madrastrasinhijos@gmail.com que la invito al reino! 🎤
😍 Maravilla como describes las amistades verdaderas. ¡Qué gusto leerte!